Los días de mi vida

Suena el despertador, las 6:20, uff , qué sueño, primer pensamiento: ¿¡¡por qué carajo tiene que existir el colegio!!? Me levanto y me pongo como todos los días, la pollerita cuadrillé con las medias verdes y el pulóver verde. Bajo, me tomo un vaso de cindor y me como alguna que otra galletita. Leo mi horóscopo (indispensable) y hago una visita al baño. Salgo de mi casa, nuevo pensamiento: ¡¡Qué frío!! Pensar que si no fuera por Sarmiento estaría durmiendo calentita en mi cama. Me subo al auto y luego de un buen recorrido llego al colegio dos minutos antes de que toque el timbre. Entro y saludo a la mayoría de mis amigos. Pasadas las interminables 5 horas salgo por fin de esa prisión y regreso a mi casa. Llego, me lavo las manos y almuerzo (a esa hora me podes dar hasta un pedacito de excremento de benicio a la parisien que me lo voy a comer del hambre que tengo). Termino, vengo un ratito a la compu y ahora se viene la siesta. ¡¡Yes!!. Me levanto dos horas más tarde y me fijo si tengo tarea, sino chequeo mi msn. A las 7:00 hs me siento a merendar y a ver Casi Ángeles. Al terminar, me voy a dar una buena ducha y cerca de las 9:30, ceno mientras me rio viendo Gran cuñado. Después generalmente regreso a la computadora hasta las 12 y algo a más tardar. Me hago una escapadita al baño y me acuesto de una vez por todas a descansar. Doy un par de vueltas y cuando logro hallar la posición más confortable se escucha el PIPIPIPI-PIPIPIPI del despertador. Qué bronca loco, ¡¡Parece mentira!!

Y así ocurre TODOS los días, excepto los sábados y domingos, claro. Odio la rutina. Odio el colegio y más odio que me hagan madrugar. No hay derecho loco.

Me empastás la bujia